1, 2, 3... not only you and me ♫ {Lu & Bella} {+18}

No me podía creer que estaba castigado y por nada mas que por culpa de Narcissa. ¿Tanto le había molestado que le llamara gatita? ¿Que podía hacer yo si parecía como una? Solo le quedaba a empezar a ronronear y sería idéntica. Maldito el momento en el que casi se me hecha encima por eso y nos ve Slughorn.
Solté un bufido, molesto, al acercarme a la puerta del aula de castigos. La abrí de par en par y me quedé unos instante mirando el interior. Hice una mueca al ver los calderos. Entré dentro cerrando la puerta tras mío.
-A ti te querría ver yo.-dije acercándome un poco. -¿Me quieres explicar que hice yo para tener que estar aquí? Que yo sepa fuiste tú quien se puso histérica y casi se me hecha encima, así que los calderos los limpias tu solita, gatita.-dije algo molesto haciendo énfasis en la última palabra.

Entré en el aula de los castigados con mi aire de superioridad de siempre. ¿Que por qué estaba ahí? Simple. Mi hermana Narcissa y Malfoy tenían que demostrarse cuánto se "amaban" en clase de Pociones. Y yo, al intentar hablar con Narcissa (a gritos, debo reconocer) y decirle que lo dejase ya, me había metido prácticamente en la boca del lobo. Slughorn me había castigado también. Vi a ambos dentro y después calderos... muchos calderos... ni siquiera me atrevía a contarlos. - No me lo puedo creer... -murmuré entre dientes fingiendo una sonrisa (bastante mal fingida). Luego miré a los dos. - ¿Alguien me puede explicar por qué se ha armado la Tercera Guerra Mundial? -pregunté cruzándome de brazos y mirándolos con un aspecto cansado.

Apreté los dientes con fuerza al ver la actitud que tenía. Cerré los ojos con una sonrisa fingida, muy fingida. Abrí los ojos para mirarla.
-Si no te hubieras metido conmigo, no estaríamos aquí.-repetí sus palabras imitándola. Metí mis manos en los bolsillos, relajándome un poco.
-Llevo metiéndome contigo... Desde que te conozco, y ahora explotas por una palabra...-dije lo mas tranquilo posible haciendo una pausa. Sonreí negando levemente con la cabeza. Me giré al escuchar como se abría la puerta. Vi a Bellatrix. Solté un suspiro al oír su pregunta.
-Pregúntaselo a tu querida hermanita.-dije mirando a Narcissa con una sonrisa de burla.

Suspiré y miré a Narcissa y pregunté con tono aburrido: - ¿Qué ha pasado...? - Pero antes de que me dijera nada me acerqué a ambos que, no sabía por qué, estaban bastante cerca... - Me parece bien que os odiéis, o que os améis, o lo que sea lo vuestro... creo que, como personas civilizadas que somos, al menos yo, podríamos hablar... no recurrir a los asesinatos -dije como si esa idea... tampoco me desagradase tanto. Luego miré a Lucius - Ahora los calderos los limpiáis vosotros. Acabo de hacerme la manicura esta mañana...

Miré a Bellatrix levantando una ceja.
-A mi no me metas en el mismo circulo que tu hermanita. Es ella que casi me arranca la cabeza. ¿Y por que? Seguro que ni ella lo sabe bien.-dije rodando los ojos. Me acerqué a una mesa y me apoyé un poco en ella para no estar tanto rato de pie. Volví a mirar a Bellatrix.
-Como ya se lo he dicho antes a tu querida hermanita, lo vuelvo a decir. Es culpa suya y lo va a hacer ella, porque yo no pienso mover ni un dedo.-dije dirigiendo la mirada hacia Narcissa. Le sonreí arrogante.

Bufé y me acomodé disimuladamente el cabello intentando no alterarme. - A ver si lo pillo... ¿él te ha llamado gatita y tú por poco le matas por eso? -reí- Hombre, Narcissa, pues haberle llamado tú león... le habría dolido más que arrancarle la cabeza. - Fui al pasillo y, después de asegurarme de que no había nadie más por ahí cerca, volví a cerrar la puerta. - Está claro que aquí nadie va a limpiar nada... creo que, aunque haya pasado esto, vosotros dos tenéis aún un poquito de reputación que mantener... y nadie se va a humillar limpiando calderos.

Sonreí asintiendo con la cabeza levemente al oír a Bellatrix. Me gustaba su manera de hablar. Por una parte hasta me relajaba. No dije nada hasta que habló Narcissa. Le dediqué una sonrisa forzada al oír que me llamaba Lu.
-¿Pedirte perdón? ¿Yo? Sigue soñando, gatita.-contesté otra vez diciendo el apodo que le había puesto y que le había molestado tanto. Por lo menos ahora ya sabía como ponerla furiosa sin esfuerzos. Me quedé pensativo al oír su sugerencia. En ese momento se me pasaron varias ideas por la cabeza de que podría hacer con ellas dos en este aula.
-Algo... ¿Entretenido? ¿Como un juego?-pregunté con una sonrisa pícara. Estaba claro que no me refería a un simple juego.

-No, no tiene nada de malo, pero hay sueños imposibles de cumplir.-dije con una sonrisa burlona en los labios. Solté un bufido por lo bajo cuando empezó a explicarme que era un juego.
-No, no lo pillo. ¿Me lo explicas otra vez, pero mas despacio?-pregunté con sarcasmo y rodé los ojos. Me senté en la mesa cruzándome de brazos y la miré a los ojos.
-¿Y? ¿Se te ocurre algo que hacer?-pregunté con una pequeña sonrisa.

-Yo no tengo sueños, lo que quiero lo consigo, gatita.-dije arrogante. Odiaba cuando acortaban o hacían mas largo mi nombre. Por eso la volví a llamar por el apodo que le había puesto. Puse los ojos en blanco negando con la cabeza levemente.
-A ti si que te cuesta. Pobrecita. Eso era sarcasmo. Sar-cas-mo.-dije burlándome, divertido.
-Claro que sería capaz de hacerlo.-dije muy seguro y miré a Bellatrix preguntándole con la mirada si ella sería capaz también.

Puse una cara de asco y aburrimiento a la vez. Que se llamasen como quieran, pero no en mi presencia... - Demasiado amor en el aire -dije con ironía. Le devolví la mirada a Lucius mordiéndome el labio inferior con una sonrisa algo malvada. Solamente asentí con la cabeza y me senté en el suelo, esperando que ellos hicieran lo mismo. Puse mi varita en el suelo y se la señalé. - Malfoy... empieza. Creo que todos quedamos en que vamos a hacerlo...

Sonreí disimuladamente al ver la sonrisa de Bellatrix. Le seguí y me senté también en el suelo. Cogí la varita y la giré. Señaló a Narcissa. Reí bajito.
-Como os queréis tanto... ¿Por que no expresáis vuestro amor con un morreo?-miré primero a Narcissa y después a Bellatrix acomodándome en el suelo.

Reí por la prueba que le había puesto Lucius a Narcissa. - A ti lo que te da morbo es ver a dos tías morreándose... -dije mirándole fijamente, con una sonrisita. Noté que Narcissa se acercaba y entreabrí los labios, dejando paso a su lengua, la cual acaricié con la mía. Sentía como una sensación eléctrica, pero que me gustaba. Acaricié suavemente su muslo mientras tanto, intensificando el beso. Sabía lo bien que se lo estaba pasando Lucius.

Por un segundo pensé que Narcissa se echaría para atrás, pero me equivocaba. Sonreí mirándolas, divertido.
-Tienes mucha razón, esto es digno de ver...-murmuré y vi como la mano de Bellatrix acariciaba el muslo de Narcissa. Me mordí el labio sin dejar de mirarlas ni por un instante. En verdad esto era de lo mejor y solo era el principio.

Miré a Narcissa con una mirada pícara, esperando que girase la varita. Pensaba que iba a aburrirme limpiando calderos... ¿quién habría pensado en algo así? Escuché lo que me decía y no tardé en acercarme a Lucius, ese tema ya lo tenía bastante controlado. Me puse de rodillas delante de él y le sonreí, rozando sus labios, para luego besarle. Mientras tanto, como me había dicho Narcissa, iba desabrochando los botones de su camisa.

Me reí levemente cuando Nercissa me llamó pervertido, pero no dije nada. Por una parte es porque tenía razón.
Seguí con los ojos la varita mientras giraba. Levanté la mirada para mirar a Narcissa. Sonreí satisfecho al oír lo que tenía que hacer Bellatrix. Observé como se ponía delante mío de rodillas. Me estaba gustando demasiado este juego. Cogí su barbilla suavemente para besarla con mas intensidad.

Seguí el beso con una sonrisa, hasta que acabé de desabrocharle la camisa. Se la quité lentamente y la dejé a un lado mientras volvía a girarme hacia Narcissa. - Te dejo el resto... -le dije con una sonrisa pícara refiriéndome a los pantalones, y me acerqué al cuello de Lucius empezando a darle besos por esa zona, con algún que otro mordisco.