Sin saber que hacer {Lucius}

Un bostezo salió de mi boca. Por alguna extraña razón estaba cansado y soñoliento. Por eso salí a pasear. Pensé que se me pasaría, pero no fue así.
En un roca vi a Helena Rouvas. ¿Y que es mejor que molestar a una sangre sucia?
Sonreí de lado acercándome con paso elegante.
-Vaya, vaya... Ya decía yo que por aquí olía mal. Ahora veo el porqué.-dije a unos pasos de ella.

Hice como que pensaba para después sonreír arrogante.
-Si te digo la verdad... No. Además es mi deber hacer que no os olvidéis que solo sois basura en este mundo. No sería bueno que se te olvidara, Rouvas.-dije con una sonrisa burlona.
-Tendrías que alegrarte. Solo estoy ayudando.

Negué con la cabeza varias veces, mirándola como si fuera una niña que había dicho algo malo.
-Además de una sangre sucia eres una desagradecida... Tus padres deberían enseñarte modales.-dije volviendo a negar con la cabeza.
-No es tan difícil. Solo tienes que decir, muchas gracias por recordarme lo que soy. Inténtalo.-dije divirtiéndome. Tenía toda la razón por acercarme a fastidiar un poco. Me sentía hasta mejor y todo.

Al ver que se arrodillaba delante mío me sorprendí mucho. Además lo que dijo después me desconcertó demasiado.
Sonreí al ver que se reía después de levantarse.
Por un momento había pensado que al fin había reconocido su lugar, pero no fue así. Bueno, ya lo haría algún día.
La miré con una sonrisa mientras asentía levemente.
-Cierto soy tu amo. Hasta te pude enseñar un poco de modales, y eso que pensé que sería una misión imposible.-dije con tranquilidad. -Te daría una recompensa, pero es que ahora no tengo nada a mano.-añadí como si ella fuera un animal.

-Bueno, pues sigue así. A lo mejor consigues algo, pero yo no pondría muchas esperanzas...-contesté con burla.
-Bueno, tranquila, no vayas tan rápido, ya comprenderás poco a poco, cuál es tu sitio.-dije como si se lo estuviera explicándoselo a un niño. Después de oír su pregunta me quedé en silencio varios instantes. Me encogí de hombros.
-Tenía sueño.-contesté como si nada, aunque después pensé en mi palabras. -¿Acaso te importa?-contesté de mala gana.

La aplaudí cuatro veces con mucha lentitud.
-Vamos progresando, Rouvas. Aunque deberías hablarme con mas respeto. Como por ejemplo tratarme de usted.-dije arrogante.
Volví a meterme las manos en los bolsillos.
-Bueno, ya que preguntaste. Devuelvo la pregunta. ¿Que haces por aquí, sola?-pregunté intentando parecer desinteresado.

Me aclaré un poco la voz y la miré fijamente.
-¿Por que debería interesarme?-pregunté levantando una ceja. -Para nada.-añadí con frialdad.
No debía haber preguntado nada.
-Pregunté solamente por educación. Por que o la tengo.-intenté explicarme sin dejar de mirarla a los ojos fríamente.


[Off: Me tengo que ir. Seguimos otro día. ]

Reí bajito y sonreí soberbio.
-¿Nos llevaríamos peor? No lo creo, porque nosotros no nos llevamos ni bien, ni mal, ni peor... Ya que no tenemos nada que ver el uno con el otro.-expliqué para después relamer mis labios y quedarme en silencio al igual que ella.
Unos instantes después volví a sonreír.
-Pero siempre debes recordar que siempre seré superior a ti.-dije un poco mas bajito y arrastrando las palabras.

Me quedé escuchando sin decir nada. Inconscientemente le devolví la sonrisa, pero al darme cuenta de eso la borré de mis labios.
-¿De otra manera? ¿A que te refieres? ¿Acaso nuestra relación puede ser de otra manera?-le pregunté tranquilamente, mirándola a los ojos directamente. Di un paso hacia a ella para que me responda mas rápido. Tenía curiosidad que respuesta me daría, aunque no me esperaba nada de otro mundo. Se suponía que ella sabía que no podía soportar a los sangre sucias y ella era una de ellas. Ni siquiera podíamos ser conocidos. Además nadie se podía enterar que estaba hablando con una sangre sucia, porque sí.

Me quedé quieto volviendo a escucharla sin decir nada. Por unos instantes me quedé pensativo. La miré y sonreí de lado, encogiéndome de hombros.
-Ni lo intentes entender, porque a veces ni yo lo entiendo.-dije mirando el Sauce Boxeador.
-Es así como me educaron. Me dijeron que así tiene que ser.-dije volviéndome a encogerme de los hombros. Me sorprendí hasta yo mismo. ¿Que estaba haciendo? ¿Como podía decir algo así a alguien que ni siquiera conozco bien?
La miré serio.
-Olvida lo que te he dicho.-dije mirándola fijamente.

Le devolví la sonrisa otra vez. Solté un suspiro de frustración mirando para el otro lado.
¿Que demonios me estaba pasando? Primero le hablo normal, después le sonrío como si nada y ahora ni siquiera la palabra sangre sucia me sale de la boca. Ni siquiera un insulto, pero no podía dejar que se diera cuenta. Esperé que ella dijera algo, que me dijera por lo menos que quiere estar sola o algo por el estilo. Así podría volver a molestarla.

-Si, pero fastidiarte es mas divertido.-dije sonriendo falsamente. En verdad no tenía nada mejor que hacer, por eso había salido fuera.Di un paso mas hacia ella.
-Si te gustaría estar sola, pues vete de aquí. Ahora estoy yo aquí y ten por seguro que no me iré, porque tu lo quieras.-contesté con arrogancia, esperando a ver lo que hace. En verdad no esperaba para nada que se fuera.

-No me voy a ir de aquí solo porque tú me lo pidas -dije solo para fastidiarle.
No pensaba marcharme allí solo porque él quisiese. Si no quería que estuviese allí que se fuese él. No me iba a marchar de allí pasase lo que pasase. Él se estaba acercando cada vez más a mí y eso me ponía nerviosa.
-¿Por qué te acercas tanto a mí? -respondí con temblando un poco de lo nerviosa que estaba.
Esperaba que él no se diese cuenta de que me ponía nerviosa tenerlo cerca, porque Lucius solo por fastidiarme era capaz de hacer cualquier cosa.