Comprobando una cosa (Helena)

Estaba cansado, debería haberme quedado en la sala Común, pero no encontré a ninguno de mis amigos así que decidí pasarme por la entrada de sauce boxeador desde fuera, para comprobar si le había causado algún daño la anterior vez.
Así, después de mediodía a la luz del sol, el paisaje no parece tan tenebroso como lo era a medianoche.
Me apoyé en una roca a varios metros del sauce con intención de no molestarle, mientras silbaba una musiquilla.

Había salido afuera para tomar un poco el aire y para no quedarme encerrada en el castillo. La verdad es que a veces me aburría bastante en Hogwarts. Me acerqué hasta el sauce y cual fue mi sorpresa al encontrarme allí a Remus. Me acerqué a él y lo saludé.
-Hola Remus. ¿Qué tal?

Seguía tan tranquilo tarareando, pensando en los deberes de Encantamientos, cuando escuché la voz de Helena. Me erguí de la roca y girándome hacia ella la saludé.
- Hola Helena, no te he visto en todo el día- sonreí educadamente-.
Helena era esa amiga con la que un día sales para comprobar si funcionais como pareja. Y funcionaba, o eso creo. Sólo que un día... se acabó, pero preferimos continuar como amigos.
- Estoy bien, paseaba, ¿y tú?

-Yo, bien también. He salido a dar un paseo para despejarme y no estar encerrada en el castillo. -le dije sonriendo mientras me sentaba en una roca, al lado de Remus.
Remus era un buen amigo. Habíamos estado saliendo juntos. Remus todavía me gustaba, me sentía atraida por él. Ahora eramos sólo amigos pero si surgía el momento para volver a intentarlo yo no lo rechazaría.

Me deslicé hasta sentarme a su lado, flexionando las piernas y apoyando los codos en mis rodillas. La miré de reojo en silencio; era guapa, era muy guapa. No sé como pudimos dejarlo. Supongo que fue culpa mía, no podía contarle mucho sobre mí, pero aún así nos llevábamos muy bien.
Evidentemente ella no sabía mi secreto.
Me di cuenta de que me la quedé mirando así que me aclaré la garganta.
- Oye, ¿cómo están Toby y Luna? Luna era muy simpática- le sonreí, sabía que adoraba a sus animales-.

Remus se quedó mirandome y yo no pude evitar sonrojarme un poco.
-E...Están bien. -dije tartamudeando un poco.
-Toby ha crecido un poco y Luna cada día es más bonita -le comenté.
Me encantaban los animales. Era una de mis pasiones.
En aquel instante pensé que cómo podíamos haberlo dejado. Se notaba que le seguía gustando y él a mí también.

Al ver como se había ruborizado no pude evitar notar también mi evidente vergüenza.
- Pe-perdona- murmuré de forma inaudible-. Me alegro de que estén bien, yo debería conseguir un animal, ¿cuál crees que me convendría?
Sonreí. En realidad tenía serias dudas de si era buena idea compara un animal, pero quería hablar con ella de algo y evitar los silencios incómodos.

-No pasa nada. -le dije todavía un poco sonrojaba.
Pensé un instante para ver que animal podía ser la mascota de Remus.
-Pues no sé. ¿Un perro, tal vez? o ¿una lechuza? -le pregunté mientras sonreía para ver cual era su opinión.
Nunca había visto a Remus con una mascota pero se llevaba bastante bien con las mias. Sobre todo con Toby.

Reí sin poder evitarlo, tapándome la boca pero riendo a mandíbula batiente.
- Un perro... si seguro que me llevaría bien con un perro- reí-.
Procuré calmarme hasta que conseguí respirar con tranquilidad.
- ¿Sabes? Mejor una lechuza- entonces tosí un poco-.

Le miré mientras hablaba y no pude evitar reírme cuando él también se rió. Sin querer, mientras nos reíamos había puesto mi mano rodeando su cintura. Me sonrojé cuando me di cuenta y la quité enseguida.
-Perdona -le dije bajando la mirada.
-¿Has tenido alguna mascota? -le pregunté para seguir con la conversación evitando así, los silencios incómodos.

Mientras reía noté como algo me acariciaba por la cintura, y al girarme me di cuenta de que era Helena. Se sonrojó y la quitó tan rápido como yo me tensé por su contacto.
- Helena...- dije, intentando ocultar mi evidente dolor-.
No podíamos, no podía. Ya había sufrido mucho, no merece una paria mágica como lo soy yo. No debe enterarse nadie de lo que soy.
- Yo... tuve un ratón, pero no se llevaba muy bien con un gato del vecindario- bromee intentnaod aligerar el ambiente-.

Me reí cuando dijo que había tenido un ratón como mascota pero se me notaba bastante que todavía quería a Remus, que todavía me gustaba. Seguramente él ya lo abría notado.
No sabía si podría aguntar mucho más sin besarlo.
Ya me daba igual lo que él pensase, no podía aguantar más. Le cogí el rostro con cuidado y lo besé acercandome a él todo lo que pude.
Sabía que eso tal vez no sería lo más correcto pero no me importaba.

CAsi ni había disfrutado de su risa cuando noté sus suaves labios sobre los míos, pegándose desesperadamente. "No Helena, no lo hagas", pensé aterrorizado. Sin embargo no me separé ni un ápice.
Al contrario, me pegué más a ella, explorando cada rincón de su boca y amoldándome a sus labios, aquellos que había echado tanto de menos...
Pasé un brazo alrededor de su cintura y la otra mano la apoyé en su cabeza para que no se pudiese separar.
Ya no había vuelta atrás.

Noté como Remus se pegaba a mí todavía más y ponía una mano en mi cintura y otra en mi cuello. Sonreí mientras continuaba besándole con mucha más pasión que antes.
Él no quería que me escapase y yo no pensaba irme.
Bajé mis manos lentamente hasta su cintura para después meter mis manos por debajo de su camiseta. Comencé a acariciarle el torso mientras continuabamos besándonos.

Helena se pegó más a mí mientras sus manos descendían hasta acariciarme el torso por debajo de la camiseta. La había echado tanto de menos... casi ni recordaba sus caricias ni los besos que nos dábamos.
Yo por el contrario a como está sucediendo ahora, no se me da bien esto, sé que en algún momento la fastidiaré haciéndole cosquillas, y dándole un golpe y que le duela... o incluso enredarme con la túnica. Hablando de ella, se la quité dejando que cayese lentamente sin levantarse del lugar. Me separé unos milímetros de ella y le acaricié la cara que agarraba su cabeza con la yema de los dedos.
- ¿Es esto lo que quieres, de verdad?- me acerqué de nuevo para posar mis labios sobre los suyos, amoldándose a ellos-.

Remus me quitó la túnica y me acarició la cara. Yo cerré los ojos disfrutando de esa caricia. Había echado de menos el estar a su lado, sentir sus caricias, sus besos. Después Remus me preguntó si eso era lo que yo quería. Me separé un instante de él para contestar a su pregunta.
-Si, es lo que quiero -le respondí con ternura antes de darle un pequeño beso en los labios.
-Pero, ¿es lo que quieres tú? -le pregunté mirandole a los ojos mientras continuaba acariciandole el torso.
Volví a besarle en los labios, dejándome llevar un poco por mis sentimientos.

Dejé que me besase, casi podía notar su dolor y nerviosismo.
- Es lo que no puedo evitar- me limité a respodner y la besé de nuevo, agarrándola por los hombros con delicadeza. Era como cristal y terciopelo, no debía tratarse con fuerza o se rompería.

Correspondí a su beso mientras continuaba acariciando lentamente su torso. Mis manos bajaron lentamente hasta su pantalón donde acaricié su miembro por encima de los pantalones. Volví a subir mis manos para volver a acariciar su torso.
En cierto modo, me dolía un poco lo que estaba haciendo con Remus pero era algo que deseaba hacer. No había podido olvidarle, no había podido olvidar el tiempo que había pasado junto a él. Me separé un instante de él.
-¿Por qué no puedes evitarlo? -le pregunté antes de besarle en el cuello.
Después le di un pequeño mordisco en el cuello, que después lamí sexualmente. Quería que él recordase esa tarde toda su vida, al igual que iba a hacer yo.

Sus delicadas manos acariciaron mi miembro por encima del pantalón, los cual provocó en mí escalofríos y sensaiones que echaba much ode menos. Después continuó acariciándome el torso. Mientras, mis manos bajaron desde sus hombros hasta sus costados, donde acaricié su pecho con esa torpeza típica en mí. Nunca se me han dado bien las mujeres, no soy como Sirius o James, en ese aspecto soy como Peter. Todavía no sé por qué ella aceptó.
Me preguntó lo que quería evitar durante todo este tiempo, lo que no puedo evitar. Me separé y la miré a los ojos.
- Te quiero- respondí con sinceridad-, pero no sé si esto está bien.
Me separé de ella y apoyé la cabeza entre mis manos, confuso.

Sentí sus torpes caricias sobre mis pechos y no pude evitar sonreír. Él se separó de mí y yo le acaricié el rostro.
-Yo también te quiero -le dije con una media sonrisa en los labios.
Vi que él estaba confuso y lo miré con ternura.
-Tranquilo -le dije mientras ponía mi mano en su hombro.
-No sé que decirte para animarte -le respondí con sinceridad.
No sabía que podía hacer para que él se sintiese bien.

- ¿Qué tal un: "prefiero a Lucius Malfoy antes que a ti"?- dije esbozando una sonrisa-.Estoy tranquilo, créeme. Sin embargo, creo que eres tú la que está intranquila- apunté-.
Sacudí un poco la cabeza como si fuese un canino y la miré de reojo para al instante apartar la mirada.
No, ha pasado ya mucho tiempo como para volver a abrir heridas...

-¿Por qué dices eso? -le pregunté algo extrañada cuando habló de Lucius.
-Estoy un poco nerviosa nada más. -le dije con una media sonrisa en los labios.
Había pasado demasiado tiempo para reabrir viejas heridad pero yo lo seguía queriendo como él primer día. Todavía no entendía como habíamos podido dejarlo.

- Era una broma mujer- sonreí. Entonces rápidamente la miré alterado-. ¿No te habrás liado con Lucius Malfoy de verdad no?- pregunté horrorizado-.
Ella... con eso... me entran ganas de morderle la yugular al idiota ese.

-No, no me he liado con él -le dije intentando tranquilizarlo.
No me había liado con Lucius pero me gustaba. No iba a decirle a Remus que Lucius me gustaba porque temía su reacción.

Por un momento me los imaginé y casi me echo a reír; no, desde luego era imposible que estuviesen juntos.
- ¿Sólo un poco nerviosa dices?- la miré de reojo-.
No sabía que hacer, ni que decir en ese instantes.