Todo por un aprobado {Lucius} {HOT +18}

Sonreí al oír que la ponía nerviosa.
- Suele suceder cuando estoy cerca.-dije y al oír la aclaración solté una carcajada.
- Pobrecita, ¿dices eso para convencerte a ti misma? Porque eso no se lo cree nadie. Creo que ni tu misma.-dije en tono arrogante.

Sonreí y la seguí. Me senté en frente suyo sin dejar de mirarla en ningún momento.
- La maleducada y grosera aquí eres tu. Vienes aquí y sin mi permiso me coges el libro. Te sientas en la mesa levantando la falda como si nada y al final tiras el libro al suelo. Eso no está nada, pero que nada bien.-dije con la intención de ponerla furiosa.

- En ningún momento te dije que era mi libro, pero como lo estaba leyendo... Deberías habérmelo pedido. Te lo hubiera dado.-contesté. - ¿No lo hiciste? ``¿Me lo das ahora?´´-imité lo que ella había echo antes sentada en la mesa, con la voz sensual incluida. Me encontré con su mirada, por fin. Me reí levemente.
- No me digas, ¿en serio? ¿Y eso debería importarme?-le pregunté aguantando mi cabeza con una mano.

Hice como si pensara.
-Si, creo que en eso tienes razón. Me encanta ver a la gente suplicar, pero es que tu no eres como todos.-susurré lo último con una pequeña sonrisa. Me relamí los labios al escuchar la pregunta.
- ¿Molestarme? Para nada. Estoy encantado de ver como te rebajas tanto por un libro.-dije con un poco de frialdad. Sabía que eso le molestaría y a mi me gustaba verla molesta. Disfrutaba con eso.

Solté una leve carcajada.
-Nunca digas nunca, Narcissa.-dije sin dejar de mirarla. Noté que apretaba los dientes y con eso podía saber que estaba molesta. En mis labios apareció una pequeña sonrisa que desapareció cuando recibí la patada en la pierna. Escuché atentamente lo que decía y volví a sonreír. Sus palabras no me molestaban en absoluto. Se notaba que le costaba un poco decir todo eso. Puse mi codo en la mesa y apoyé mi cabeza con la mano. La miré fijamente varios instantes.
-Gracias por los cumplidos, Narcissa.-dije sin ninguna expresión. Me acerqué un poco a ella.
-Los dos sabemos que no quieres que me vaya y que tampoco te enferma mi parecencia. Admite que te gusto, no es tan difícil.-dije en un tono de voz que podría a llegar ser sensual.

Sonreí al escucharla y no me moví ni un milímetro, aún con la mirada puesta en ella.
-Ya sé que lo he dicho, pero eso te lo he dicho a ti y no a mi.-expliqué como si ella fuera una niña.
-Nunca digas nunca, Narcissa.-repetí lo que había dicho antes, pero poniendo énfasis en su nombre. Al igual que ella, me quedé mirándola bastante tiempo aguantando su mirada.
-¿Y te molesta que no sea ningún caballero?-le pregunté con una leve sonrisa.

Rodé los ojos. Siempre tenía que tener la última palabra y eso me irritaba, pero decidí dejarlo pasar. Me acomodé en el asiento.
-Yo no pretendo nada, solo querría hacerte la vida mas fácil, haciendo que reconozcas lo que es verdad.-dije encogiéndome de hombros. -Y deja de negarlo, porque se nota que te gusto y puedo demostrarlo.-añadí sonriendo.

Sonreí.
-¿En serio? Pues supongo que estaba equivocado.-dije, tranquilo. Escuché sin perderme ninguna de sus palabras y levanté una ceja.
-¿Por qué tendría que contárselo a tus padres o a Bella? Eso no me interesa en absoluto. Además como te he dicho antes, solo querría hacerte la vida mas fácil haciendo que no tuvieras que esconder lo que sientes por mi.-dije arrastrando las palabras. Me levanté del asiento y rodeé la mesa para ponerme detrás de ella. Aparté el pelo de su cuello y me acerqué. Lo rocé con mis labios oliendo su fragancia.
-Sabes que me deseas al igual que yo a ti.-susurré cogiéndola por su barbilla. Empecé a darle pequeños besos por el cuello y la mandíbula. En ese momento no sabía si lo estaba haciendo para demostrarle que le gustaba o porque llevaba mucho deseando hacer eso.

Sonreí disimuladamente al oír su pregunta. No era una afirmación ni nada, pero ya decía algo.
-Pues si es así, simplemente podrías darme el placer de oírlo salir de tu boca.-volví a susurrar sobre su cuello. Me acerqué lentamente a sus labios y lamí su labio inferior. No podía parar necesitaba mas, aunque tendría que hacerlo. Rocé sus labios con los míos sin besarla. Querría dejarla con la miel en los labios. Me aparté.
-Pero bueno, supongo que tu orgullo puede mas, tienes toda la razón. No hay nada que hacer.-dije metiéndome las manos en los bolsillos.

La verdad es que no me esperaba que me agradezca por darle la razón, mas bien esperaba que diga que siente algo por mi, aunque lo demostró levantándose y dándome un beso. Por un instante pensé responder, querría responder a ese beso, pero supongo que mi orgullo también era grande. Con mucho esfuerzo la aparté de mi poniendo un dedo encima de sus labios. La miré a los ojos.
-¿No decías que no sientes absolutamente nada por mi?-le pregunté sin burla en mi voz. Acaricié sus labios con mi dedo.
-¿Te cuesta mas decirlo que demostrarlo? Vaya, interesante.-dije cogiendo su barbilla sin dejar de mirar sus ojos ni por un segundo.

Sonreí sin soltarla.
-En ningún momento he dicho que no me ha gustado, Narcissa.-contesté diciendo su nombre y no su apellido como ella lo hacía. Mientras sujetaba su barbilla, con el dedo pulgar acaricié sus labios con suavidad.
-¿A no? Y si yo no te gusto... Entonces, ¿por qué me besaste?-le pregunté acercándome mas. Y ahora ya no miraba sus ojos sino sus labios.

Ignoré su pregunta y volví a subir mi mirada hasta sus ojos.
-No deberías sentirte así.-susurré bajando mi mano por su cuello y su brazo. Al oír ese me gustas, una sonrisa diminuta de triunfo apareció en mis labios. Había conseguido por fin que lo reconociera y había derrotado su orgullo. Eso se merecía una fiesta a lo grande y sabía como celebrarla. Desvié la mirada para fijarme en uno de los pasillos que había entre estanterías. Era un poco oscuro y allí no iba mucha gente. Cogí el brazo de Narcissa y la jalé para que vaya conmigo. Ya no me importaba si se resistía o algo. La llevé hasta el final y paré y la pegué a la pared. Me acerqué juntando nuestro cuerpos.
-Aunque no te gusta... No hay nada que hacer.-dije con una sonrisa. Pasé mi lengua por su labio inferior como había echo antes. La besé desahogando las ganas que tenía de hacerlo.

Al notar que llevaba mi mano por debajo de su falda sonreí por dentro. Me sentía bien al saber que ella respondía bien a lo que estaba haciendo. Sonreí cuando se separó y susurró eso.
-Pues estabas equivocada pensando eso.-contesté en un susurro al igual que ella. Pasé uno de mis dedos por su zona íntima por encima de la ropa interior, sin dejar de mirarla a los ojos, como había echo antes.